sábado, 12 de diciembre de 2009

CELIACOS * RECOMENDACIONES DIETETICAS EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA.

RECOMENDACIONES DIETÉTICAS EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA


Isabel Gaitán

Técnico Especialista en Dietética

Juan A. Rodríguez

Servicio de Dietética. ACM

Durante la gestación y en la mujer lactante



Las necesidades nutricionales en esta etapa son muy importantes, ya que la alimentación de la madre influye, de manera muy significativa, en el desarrollo del feto.



Si partimos del normopeso (peso normal) de la madre, las necesidades nutricionales durante los cuatro primeros meses de embarazo son aproximadamente las mismas que en el adulto, si bien se ven incrementadas las necesidades de ácido fólico. Es muy frecuente el aumento del apetito durante el primer tercio del embarazo, por lo que en este momento se hace necesario controlar el peso, de cara al incremento que se producirá durante la segunda etapa del embarazo. En las mujeres que no tienen anticuerpos contra la toxoplasmosis, se evitará el contacto con animales domésticos. Así mismo, se recomienda lavar las verduras y frutas con abundante agua y evitar las carnes crudas o poco hechas.



En la segunda etapa del embarazo, hay un aumento de las necesidades calórico–proteicas, de entre 250 y 300 Kcal / día. En la mayor parte de los casos, las mujeres tomarán suplementos de hierro ya que las necesidades de este mineral son muy elevadas. Se produce un importante aumento en el peso de la mujer. Es recomendable la toma de leche o derivados (un litro al día). Es normal que al final del embarazo aparezca estreñimiento. Para ello, se recomienda la ingesta de fibra procedente, fundamentalmente, de frutas y verduras.



Las necesidades calórico-proteicas de la mujer lactante son muy altas. La alimentación de la madre influye en la calidad de la leche materna, por lo que es importante tener en cuenta que algunos alimentos pueden darle mal sabor, como espárragos, coliflor, coles de Bruselas o especias, y que hay sustancias perjudiciales que pasan a la misma: tabaco, café, té, alcohol y fármacos.



Durante el primer año:





0 a 3 meses Ocho tomas diarias de leche materna, a intervalos de aproximadamente tres horas. Además de todos los beneficios que ésta tiene, algunos autores afirman que la lactancia constituye un factor de protección frente a la EC.

4 a 5 meses Cuatro o cinco tomas de leche, dependiendo del descanso del niño por las noches. Algunos autores recomiendan ya la diversificación de la alimentación. Alrededor de los 4 meses, se pueden ir introduciendo cereales sin gluten, algunas frutas y verduras, patata y arroz. *

6 a 7 meses Es el momento en el que se introducen la mayor parte de los alimentos en su dieta. A parte de la leche, que se le dará por la noche debido a su mejor descanso, se irán introduciendo de forma paulatina papillas, purés, etc., en las comidas y meriendas. No se debe introducir el gluten hasta este momento debido a que la edad de introducción del gluten y las cantidades ingeridas del mismo pueden jugar un papel fundamental en el desarrollo de la EC.

8 a 9 meses Sigue siendo muy importante el aporte de leche (500 ml/día). Purés, caldos vegetales con arroz, etc. en las comidas. Se darán también papillas de frutas. Para cenar se puede dar leche o alimentos más consistentes, como pueden ser papillas de cereales sin gluten, sopa con pescado blanco, etc.

9 a 12 meses Seguir con la leche o papilla de cereales. Para comer; puré de verduras, arroz, pollo, o ternera. Fruta entera o triturada con yogur natural o un queso fresco en la merienda. A la hora de cenar: sopa con pescado hervido o la plancha, leche, o papilla de cereales sin gluten. Alrededor de los 10 meses se introducen el huevo y el pescado.





* La introducción de los alimentos siempre debe ser de uno en uno y con una separación de al menos 5 días para detectar posibles alergias o intolerancias.



Las papillas de cereales sin gluten, pese a estar etiquetadas como tal, ocasionalmente pueden estar contaminadas con gluten, por lo que se hace necesario que la industria extreme las precauciones a la hora de elaborar estos productos.



En la infancia



En esta etapa de la vida, el niño se va incorporando paulatinamente a los hábitos alimentarios, por lo que éste es el momento indicado para comenzar a promover en él hábitos alimenticios saludables. La dieta comienza con un aumento paulatino de calorías, para así hacer frente a las necesidades propias del crecimiento. Los desayunos deben ser abundantes, cubriendo siempre las necesidades energéticas, y así conseguir un buen rendimiento escolar. Se recomienda hacer cuatro tomas diarias distanciadas lo más posible, para así repartir el número total de calorías y no caer en el “picoteo”. Conviene limitar la ingesta excesiva de bollería, golosinas y bebidas carbonatadas, ya que con ello se conseguirá una educación alimentaria correcta y se evitarán enfermedades relacionadas con la alimentación, propias de esta edad.



Es importante que se lleven a cabo la ingesta de leche y sus derivados, 750 ml hasta los seis años y 1 litro a partir de entonces, para favorecer la correcta formación de los huesos. La consistencia de los alimentos debe aumentar gradualmente para, de esta manera acostumbrar al niño a masticar. Existen diferencias entre niños y niñas en cuanto a aporte calórico se refiere, ya que en la etapa prepuberal, los niños consumen aproximadamente 200 Kcal más que las niñas.



Es necesario advertir que la mayoría de productos especiales sin gluten llevan un contenido extra de azúcares simples, necesario para que estos adquieran una textura similar a la de los productos hechos a base de harina de trigo. Los celíacos comen golosinas, sí, pero siempre previa comprobación de que no contienen gluten. Mucho cuidado con los postres lácteos manufacturados (natillas, arroz con leche, etc.), ya que igualmente pueden contener gluten.



Uno de los síntomas de la EC es la falta de apetito. Una vez diagnosticada la EC, existe el riesgo de que estos niños desarrollen obesidad si no se controla la ingesta de alimentos, una vez que son diagnosticados. Iniciada la dieta sin gluten, el niño irá progresivamente teniendo más apetito. Esto no significa que haya que sobrealimentarle. Es necesario vencer la tentación de proporcionarle todo aquello que no ha comido durante el tiempo previo al diagnóstico.



En la adolescencia



En esta etapa se produce una aceleración del crecimiento y el desarrollo, por lo que las necesidades energéticas y proteicas se ven aumentadas. Si no se producen alteraciones alimentarias como sobrepeso o cualquier otro tipo de alteración y la dieta es equilibrada, la ingesta no debe limitarse.



A partir de los dieciséis años, la diferencia entre hombres y mujeres es notable: los hombres consumen aproximadamente 630 Kcal más que las mujeres. A los dieciocho años, la diferencia puede llegar a ser de hasta 930 Kcal. El aporte proteico es importante para la formación de nuevos tejidos y estructuras orgánicas. Para que la dieta sea equilibrada, es necesario que, al menos, un 15% de las calorías totales de la dieta procedan de proteínas, y que éstas sean de alto valor biológico (carnes, pescados, huevos), un 30-35% proceda de grasas y un 50-60% de hidratos de carbono, limitando aquellos que sean de absorción rápida o azúcares sencillos (azúcares, caramelos, dulces, etc.). Se debe tener cuidado con las comidas rápidas, ya que suelen ser alimentos ricos en grasas saturadas.



Está comprobado que es durante este periodo de tiempo cuando se produce un mayor número de transgresiones de la dieta sin gluten, la mayoría de las cuales no vienen acompañadas de síntomas externos, por lo que es necesario estar muy alerta.



En la edad adulta



En esta etapa, el proceso de crecimiento se detiene y se produce una estabilización del metabolismo basal, y con frecuencia, una disminución de la actividad física, lo que supone una disminución de las necesidades calóricas, con lo que es muy frecuente la tendencia al sobrepeso. Por ello, es importante llevar una alimentación saludable, tratando de mantener el peso.



El tabaco, las comidas copiosas ricas en grasas saturadas, el alcohol en exceso, la sal y el sedentarismo son grandes factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Es recomendable la realización de ejercicio físico moderado al menos tres veces en semana, ya que de esta forma conseguimos aumentar el gasto energético. La ingesta de lácteos no debe ser inferior a 500 ml. Esta recomendación es crucial en la mujer que, además del calcio, durante el período menstrual puede sufrir pérdidas de hierro, por lo que la ingesta de proteínas debe provenir, principalmente, de la carne.



La dieta exenta de gluten es normalmente baja en fibra vegetal o residuos y, con frecuencia, comporta una alteración del ritmo intestinal con tendencia al estreñimiento. Una dieta rica en fibra acelerará el tránsito intestinal y ayudará a prevenir o corregir el estreñimiento. Una de las fuentes principales de fibra son los cereales. Debido a que el gluten se encuentra en el trigo, avena, cebada, centeno, y triticale, es necesario sustituirlos por otros alimentos ricos en fibra, como son las legumbres, frutos secos, verduras y hortalizas.



Contenido en fibra de distintos alimentos





Alimento Contenido en fibra

(g/100g)

Garbanzos 6

Lentejas 4

Espinacas 6

Judías verdes 3

Zanahoria 3

Moras 9

Frutos secos 12

Kiwi 2

Manzana 0,35

Ciruela 1





En la vejez



Las necesidades energéticas se ven reducidas hasta en un 25%, ya que disminuyen el metabolismo basal y la actividad física. La alimentación de las personas mayores irá encaminada a cubrir sus necesidades energéticas, mantener un peso adecuado, evitar la aparición de enfermedades relacionadas con la alimentación, favorecer la masticación y evitar el estreñimiento. Por todo ello, es muy importante la ingesta de agua, que el aporte proteico sea suficiente, que la ingesta de grasas no sea excesiva, disminuir la cantidad de sal, adaptar las texturas y hacer los platos apetecibles con el fin de estimular el apetito.

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